domingo, 7 de octubre de 2012

La Justicia se compra, se vende, y si tienes poder te la dan en oferta.


En nuestro país vivimos escuchando reclamaciones de personas exigiendo justicia, ya sea individualmente o unidas en grupos apoyándose por la misma razón búsqueda de justicia. Diariamente vivimos manifestaciones, muchas veces no entendemos el porqué de ellas, incluso hasta nos molestamos al ver que realizan acciones como obstaculizar la vialidad por la que circulamos, o por el bombardeo de cierta información en redes sociales, la realidad es que no somos empáticos con la situación o causa, hasta que no nos toca también ser víctimas, ahí si somos personas en reclamo de justicia.
     Ahora son miles de mexicanos los que han resultado víctimas, y no solo como resultado del hecho delictivo, sino también por los otros victimizadores, los que deberían ser los encargados de procurar la justicia[1] pero que al parecer no responden a las necesidades de las personas, la desconfianza es la única vencedora en esta guerra, los ciudadanos no confían en las instituciones y las instituciones no confían en los ciudadanos.
     Las malas prácticas en el sistema de procuración de justicia nos conducen a un Estado fallido, sino es que ya estamos. La única justicia que se práctica, es la justicia de los poderosos, del sector privilegiado, con relaciones y dinero se mueve todo el sistema, los demás, podemos seguir formamos en espera de la añorada justicia.
     Uno de los principios que filosóficamente han caracterizado a la justicia es la igualdad, pero parece ser que en nuestro país la igualdad es utópica, y está utopía la vemos reflejada en los aconteceres diarios, movilizaciones extraordinarias por el asesinato del hijo de un político, mientras que por el asesinato del hijo del vecino no hay respuesta. Acaso no valemos igual como personas…pues la práctica refleja que no somos iguales frente al acceso a la justicia, así que no valemos lo mismo para el sistema.
       La justicia se compra y se vende, y si tienes relaciones te la dan en oferta, los pobres sin relaciones lamentablemente nos jodemos. México no puede seguir en este nivel, muchos han sido los gritos para despertar al país, la mayoría los ignoramos. Considero que una de las alternativas para salir del pozo profundo de desigualdad frente a la exigencia de justicia  y que las autoridades respondan como deben hacerlo, es usando la empatía como herramienta de cambio.
     No hay que ignorar a aquel que reclama justicia, más tarde cualquiera puede estar en sus zapatos, desde cualquier ciudadano común, hasta aquel que forma parte de las instituciones procuradoras de justicia, o del sector privilegiado. Somos un país, y directa o indirectamente necesitamos unos de los otros y los otros de los unos, y México necesita de todos.




[1] Entendiendo ésta en el sentido de justicia legal, aquella con la cual deben responder los organismos procuradores de justicia, según lo establecido por los ordenamientos.

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