La investigación científica y la divulgación del conocimiento procesado son diferentes herramientas. No basta realizar una investigación y llegar a un resultado si éste no tiene como objetivo su divulgación, es decir, dar a conocer a la comunidad los resultados obtenidos que puedan ser usados de manera positiva para el fortalecimiento y desarrollo científico, social, tecnológico, etc. Con la divulgación se inicia un proceso de comunicación, entre el divulgador (emisor) y la sociedad u los académicos de la materia de conocimiento de la investigación (receptor). Para llevar a cabo este proceso de comunicación, es muy importante establecer canales de comunicación, éstos pueden ser de forma oral, escrita o ambos, dependerá de las habilidades e intereses del emisor.
Una vez que se da paso al proceso de comunicación, se debe buscar la retroalimentación, es decir, atender a las observaciones de los receptores, con esto podemos nutrir más nuestros resultados e incluso aceptar nuestros errores y corregirlos. Generalmente el investigador se cierra y no acepta conocimientos contrarios a lo que él construyo en su investigación, por lo que se limita a defender sus resultados.
Muy parecido a lo que hacemos los tesistas ante los sínodos. Los nervios nos comen, pensamos que los sínodos lo saben todo, cuando la realidad es que el tesista construye su investigación, y por lo tanto, él es el experto en su problema de investigación en específico. Por lo que lo único que debería hacer él tesista ante sus sínodos es realizar un proceso de comunicación y retroalimentación sobre su tesis. La actitud del tesista debe ser seguridad ante todo y responder de manera clara y precisa.
En conclusión, es muy importante la divulgación de la investigación, sino solo seria conocimiento muerto, sin aplicación. Así mismo, no debemos romper con el proceso de comunicación ya que la limitamos y no la realimentamos.
CPLO.
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