Sólo el que sabe es libre, y más libre el que más sabe...Sólo la cultura da libertad...No proclaméis la libertad de volar, sino dad alas; no la de pensar, sino dad pensamiento, la libertad que hay que dar al pueblo es la cultura. Miguel de Unamuno
El pluriculturalismo o diversidad cultural, ha hecho de nuestro país
uno de los más ricos en tradiciones, costumbres e historia. Cada día,
probablemente tratamos con muchas personas culturalmente diferentes a nosotros.
Lo anterior, derivado de la sociedad de la información que ha conllevado al
fenómeno de la globalización, y nos
ha puesto en interacción constante a los
unos con los otros[1],
así compartiendo nuestra riqueza cultural e intentado conservar nuestra identidad cultural.
Los Derechos Humanos establecidos en instrumentos internacionales y a
los cuales se encuentra adherido México, tales como la Declaración Universal de
Derechos Humanos y la Carta Interamericana de Derechos Humanos, contemplan precisamente el Derecho a la cultura de los pueblos,
generalmente a través de los siguientes criterios:
1.
“Derecho a la existencia: es necesario asegurar la
existencia física de sus miembros contra cualquier intento que trate de
destruirla, mediante el exterminio masivo de sus integrantes.
2.
El Derecho a la no discriminación: no solo
incorporando la protección de la igualdad formal, sino también la prohibición
efectiva de un trato desigual.
3.
Derecho a la preservación de la identidad cultural: este
debe incluir el derecho a ser diferente. Este derecho lo conforma un abanico de
derechos y libertades especificas, que varían de grupo a grupo y que van desde
lo religioso o lingüístico, hasta la organización social.
4.
Derecho a la autodeterminación: en el cual debe
considerarse su historia, su ubicación territorial, su identidad y sus
costumbres.”[2]
La protección a la diversidad
cultura (en todos los criterios antes mencionados) es entonces una obligación
del Estado mexicano, sin embargo, considero que el reto principal por el respeto a la pluriculturalidad se encuentra en
la educación.
A la vista de la reciente reforma educativa, en donde se
establece la homologación en planes de estudio, con el objeto de que los jóvenes
se encuentren en igualdad educativa, además incluyéndoles las materias de
inglés y computación, y educándolos bajo un aparente sistema de competencias,
podemos observar que la reforma educativa busca educar en competencias para
preparar en la vida laborar a los jóvenes, sin embargo, no toma en cuenta que antes de imponer nuevas ideologías a través
de la educación, debe crear lineamientos para procurar el respeto a las
culturas, y no transgredir los intereses de los pueblos.
Sin duda, necesitamos
reformas educativas, la educación tradicional que actualmente conservamos y la
que requerimos para enfrentar los devenires de la vida está muy distante, pero
la educación no puede usarse como instrumento de dominación del Estado, antes
se debe buscar la protección de la pluriculturalidad, así estaremos seguros “en
parte” de transmitir algo a las nuevas generaciones.

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