En aquel amanecer del día 28 de
octubre de 1973, abrió los ojos a su mundo el pequeño José, entre la maleza de
los campos verdes en sierra su madre dio a Luz. No hubo partera mucho menos médico
para recibirlo, sólo la fuerza y fortaleza de su madre tras sus tres partos
anteriores.
Alejado de las grandes ciudades y poblados, José creció sus primeros
años de vida, divirtiéndose con sus hermanos en sus recorridos entre la sierra
y construyendo sus juguetes con cualquier material encontrara. En su actividad
diaria no existe el pre-escolar, ni la escuela.
Al cumplir ocho años de edad, su
momento ha llegado, es hora de acompañar a su padre y hermanos al trabajar el
campo, ahora, José se siente un niño útil, está alegre, estará con su padre
todo el día. Al llegar a la zona de cultivos, su padre lo presenta con el Jefe,
un hombre respetado por todos entre los pocos y distantes habitantes en la
sierra. El jefe, hace el encargo a José de cuidar de las plantas al igual que
lo hacían otros niños, José se siente enorgullecido de aquella actividad,
ahora, se siente parte de un grupo.
Cada mañana al salir el primer rayo de sol de entre la sierra, el
pequeño José despierta y se dirige a los cultivos a trabajar como cada día. Él
aprende mucho de su actividad, era entre agricultor y floriculturista,
disfrutaba su labor, el crecer de las plantas, mientras veía como su padre
cubría otros deberes.
Un día todo fue diferente, nunca antes se había preguntado porque su
padre y otros hombres del cultivo traían armas, si ellos solo cuidaban las
plantas, pero esta vez hubo algo que despertó su inquietud, así que preguntó a
su padre, ¿Papá, porqué usan armas? el padre respondió, -José tenemos que
vigilar y proteger el cultivo a costa de todo, porque de eso depende que
tengamos para comer, el jefe ha confiado en nosotros para este trabajo e igual
debemos respetarlo y obedecerlo, no permitiremos entonces que nadie se
interponga con lo que hacemos, porque nadie más vendrá a ofrecernos trabajo,
darnos oportunidades ni alimento para sobrevivir.
Con la respuesta de su padre, José entendió entonces que su actividad
cuidando las plantas seria el valor más importante en su vida, que no importaba
nada más, esa era la enseñanza de su padre.
Años más tarde José adquirió mayores responsabilidades en el grupo,
aprendió a sembrar, cosechar y preparar el producto para su transportación.
Para este entonces, José ya había escuchado que lo que su actividad era algo
que iba contra las leyes del hombre de ciudad, sin embargo, para él, era una
actividad normal, era parte de su vida, y no se imaginaba y no tenía la
oportunidad de dedicarse a otra cosa.
José vio a su padre y hermanos, al
igual que otros miembros del grupo temerosos, ansiosos por el devenir. Un día
sucedió lo inesperado, intempestivamente entro aquel ejercito de hombres con
armas y máquinas de fuego quemando todos sus cultivos, inicio la guerra,
gritaban algunos, disparando sus armas sin saber a qué le daban, mientras otros
huían entre la sierra en busca de sus familiares.
José en medio del caos quedo perplejo,
estas imágenes y sonidos ahora nunca saldrían de su cabeza, al final de todo el
estruendo, José regreso y encontró a su padre y hermanos sin vida alguna, su grito
de dolor invadió toda la sierra, con ello su madre imagino lo que había
sucedido. Con poca fuerza física pero un sentimiento inmenso de odio en su
cuerpo, José enterró a su padre y hermanos, la sierra ahora para él, era un
campo sin vida.
Después de esto, José se pregunto a si
mismo… ¿Por qué nos arrebatan nuestro cultivo? ¿Por qué matar a mi familia? ¿Es
justo que alguien me arrebate así mi vida?
Hasta este momento, José nunca antes se
había preguntado sobre la Justicia, quizá para él eso no existía, todo se
trataba de hechos de la vida. Pero el sentimiento de odio que sentía contra
aquel ejército de hombres le hizo despertar nuevos sentimientos, entre ellos,
la búsqueda de venganza, que para él ahora significaba lo mismo que hacer justicia.
José (se dice a sí mismo)…no sé si era
justo o no pero naci en ésta sierra, la naturaleza me hizo tener un oficio, no conocí
escuela, no tuve más oportunidades, ahora, el hombre de ciudad me quita
injustamente mi actividad, y me deja sin padre y hermanos, la justicia de los
hombres no es mi justicia.
A partir de este momento, José decidió
seguir trabajando en la sierra, como nunca antes, sabía que los hombres del
ejército regresarían algún día, estaría preparado para recibirlos, y haría que su
propia justicia estuviera por encima de la justicia del hombre de ciudad.
Entonces, al regreso del ejercito, José los soborno poniéndolos a sus órdenes,
desde ese momento el hombre de ciudad, nunca más ha podido recuperar su imagen
de justo, ahora es otra la justicia del que manda, esa es la venganza de José,
en su búsqueda de justicia, proveniente de un sentimiento de odio y alejada del
amor…un día en la sierra.
Reflexión personal
No sé si llamar al texto anterior ensayo filosófico, probablemente solo
pueda llamarlo historia ficticia libre, pero considero que cubre con la
finalidad de explicar que el concepto de justicia es tan complejo y que podemos
entenderlo desde diferentes enfoques. Mi idea al escribir este texto que
denomine “El niño del narco”, ha sido la de exponer que las circunstancias en
las que crecemos también forman nuestro concepto justicia, lo justo y lo
injusto lo basamos en lo que conocemos, en lo que tenemos, en lo que deseamos. Si
vivimos en un mundo de circunstancias de desigualdad, hay que entender que lo
que es justo o injusto para una persona no es lo mismo que para otra, si
queremos hacer que la justicia funcione por lo menos en un plano de justicia
social, entonces hay que facilitar las condiciones de igualdad.

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